PRIMER VIERNES: 03 – MARZO – 2017
Décima estación, Luz Epifanía entra en éxtasis y la Stma Virgen dice:
Hijos míos, no temáis, soy vuestra Madre, la
Purísima Concepción. Que la paz de Dios reine siempre entre todos vosotros.
Hijitos míos, en este día os doy las gracias a todos
los que con fe y espíritu de oración habéis subido a esta montaña santa en la
cual es mi deseo y en nuestra divina presencia os inclinéis todos besando el
suelo en acto de humildad, saludando a la Stma y Divina Trinidad, pidiendo perdón
por vuestros pecados y por todos los pecadores del mundo.
Hijitos míos, el mensaje de hoy es de dolor y va
dirigido a todos los habitantes de este planeta. Hijitos míos, con profundo
dolor os digo en este día lo que mis ojos ven: Veo una oscuridad, una oscuridad
tan grande y tan profunda que jamás podréis imaginar. Esta oscuridad, hijitos
míos, lleva dolor, lleva llanto, lleva lágrimas profundas. Esta oscuridad,
hijitos míos, poco a poco se extiende por todo el planeta tierra. ¡Ay hijitos
míos cuanto dolor! ¡Cuánta confusión! ¡Cuántas lágrimas! Pero si os digo,
hijitos míos, los más perjudicados serán, ya lo están siendo, los seguidores,
los seguidores de Cristo.
Sí, hijitos míos, por eso os pido en este día subáis
al Calvario ofreciendo este Santo Viacrucis, orando con profundo dolor, con
profunda fe, por mis monjas, por mis curas, por mis obispos, por mis
cardenales, por los centros de formación, mis seminarios. Sí, hijitos míos,
como ya os tengo predicho, en este Santo Viacrucis, no estáis solos, mi Amado
Hijo Jesús, Yo, Vuestra Madre Celestial, María Inmaculada, oramos con vosotros
y por vosotros. Sí, hijitos míos, haced lo que os pido.
Ahora hijitos míos, mi Amado Hijo Jesús, ha
descendido del cielo, a mi lado, a esta montaña santa, escuchadle, amadle,
adoradle, haced lo que os pida.
Jesús:
Hermanos, no temáis soy Jesús, Jesús de Nazaret, el
Llagado, el Crucificado, el Hijo del Padre. Como veis hermanos, no falto a
nuestras citas. ¿Y vosotros? Todos los días citados desciendo del cielo de mano
de mi Madre Santa, Vuestra Madre, María Inmaculada. Sí, hermanos, desciendo del
cielo a esta montaña santa a traeros la salvación, llenaos de gracia.
Ahora, bendigo vuestros cirios: Gloria Patri et
Filio et Spiritu Santo. Gloria Patri et Filio et Spiritu Santo. Gloria Patri et
Filio et Spiritu Santo.
Vuestros cirios, hermanos un día más han sido
bendecidos con una gracia especial. Estos cirios, hermanos llevan la luz de la
vida. Ahora hermanos doy paso a mi Madre Santa, amadla, seguidla, haced lo que
os pide.
La Stma Virgen:
Hijitos míos, sin más por hoy, en presencia de mi
Amado Hijo Jesús, os pregunto una vez más:¿Renunciáis a Satanás? ¿Renunciáis a
sus secuaces? ¿Renunciáis a sus obras? ¿Amáis a Dios Padre? ¿Amáis a Dios Hijo?
¿Amáis a Dios Espíritu Santo? La Santísima y Divina Trinidad. ¿Amáis mi Santa
Iglesia? Orad por ella ¿Amáis a vuestro pastor? Orad por él. Y vosotros, ¿os
amáis hijitos míos?
Abridme vuestros corazones, tomaos todos de la mano,
aceptaos los unos a los otros y amaos todos, hijitos míos, como os ama mi
Corazón Inmaculado.
Sí, en este estado de gracia, y en este día, en
presencia de mi Amado Hijo Jesús, en esta montaña santa, os bendigo como el
Padre os bendice, por medio del Hijo y con su Espíritu.
Adiós hijitos míos.
PRIMER SÁBADO
04- MARZO - 2017
Cuarto misterio de gozo, Luz Epifanía entra en
éxtasis y la Stma Virgen dice:
Hijos míos, no
temáis, soy vuestra Madre, la Purísima Concepción. Que la paz de Dios reine
siempre entre todos vosotros.
Hijitos míos,
en este día os doy las gracias a todos los que con fe y espíritu de oración
habéis subido a esta montaña santa en la cual es mi deseo y en nuestra divina
presencia os inclinéis todos besando el suelo en acto de humildad, saludando a
la Stma y Divina Trinidad, pidiendo perdón por vuestros pecados y por todos los
pecadores del mundo.
Hijitos míos,
el mensaje de hoy es de dolor y va dirigido a papás y mamás de este planeta. En
este día os digo con profundo dolor, lo que mis ojos ven. Veo hijitos míos a
millares y millares de niños y jóvenes seducidos por mi adversario, Satanás,
tomados de la mano y llevados a la perdición. Hace un largo tiempo os predije,
pero no fui escuchada, entendida ni obedecida, del peligro de vuestros hijitos.
Hoy os lo pido, os lo vuelvo a pedir con mis ojos llenos de lágrimas y mi
corazón partido de dolor, por ver tanto dolor como está produciendo mi
adversario, Satanás en niños y jóvenes.
Escuchadme
papás, cuidad a vuestros niños, cuidad a vuestros jóvenes, enseñadles a orar, a
amar a Cristo, a seguir a Cristo, a adorar a Cristo, llevadlos, hijitos míos a
la Santa Eucaristía, cuidadlos mucho, tened cuidado porque en este tiempo de
gran oscuridad, el peligro se aumentará, se multiplicará.
Y sin más por
hoy, en presencia de mi Amado Hijo, Jesús y en la cima de esta montaña santa,
os pregunto una vez más:¿Renunciáis a Satanás? ¿Renunciáis a sus secuaces?
¿Renunciáis a sus obras? ¿Amáis a Dios Padre? ¿Amáis a Dios Hijo? ¿Amáis a Dios
Espíritu Santo? La Santísima y Divina Trinidad. ¿Amáis mi Santa Iglesia? ¿Amáis
a vuestro pastor? Orad todos hijitos míos en profundidad por la Santa iglesia
de Cristo, mi Santa Iglesia, vuestra Santa Iglesia. Orad por vuestro pastor.
Orad con la mente, orad con la palabra, orad con el corazón.
Ahora, uníos
todos, hijitos míos, tomaos de la mano, aceptaos los unos a los otros y abridme
vuestros corazones, abrid vuestros corazones a la gracia divina de Dios.
Ahora, mis
manos están en vuestras manos. En este momento de gracia en presencia de mi
Amado Hijo, Jesús, os bendigo a todos como el Padre os bendice, por medio del
Hijo y con su Espíritu.
Adiós hijitos
míos.
13 – MARZO –
2017
Cuarto misterio de gozo, Luz Epifanía entra en
éxtasis y la Stma Virgen dice:
Hijos míos, no
temáis, soy vuestra Madre, la Purísima Concepción. Que la paz de Dios reine
siempre entre todos vosotros.
Hijitos míos,
en este día os doy las gracias a todos los que con fe y espíritu de oración
habéis subido a esta montaña santa en la cual es mi deseo y en nuestra divina
presencia os inclinéis todos besando el suelo en acto de humildad, saludando a
la Stma y Divina Trinidad, pidiendo perdón por vuestros pecados y por todos los
pecadores del mundo.
Hijitos míos,
el mensaje de hoy es de dolor y va dirigido a todos los habitantes de este
planeta. Hijitos míos, con profundo dolor os digo en este día lo que mis ojos
ven. Veo, hijitos míos, una grande, grande y profunda oscuridad. Como ya os
tengo predicho, estáis empezando a vivir el principio de la gran prueba. ¡Ay
hijitos míos cuanto dolor! En medio de la oscuridad, la tierra y el mar, todas
las montañas del mundo se teñirán de rojo. Sí, hijitos míos, en este día os
digo, entendedlo bien: Ha llegado el tiempo de los espíritus del mal. Tened
cuidado, la confusión será tan grande, dentro de la gran prueba.
Una vez más os
digo: Sed mansos como palomas y astutos como serpientes. ¡Ay que confusión
hijitos míos! Por eso en este día, desde esta montaña santa, una vez más llamo
a los sacerdotes de mi Amado Hijo Jesús. Subid con fe, hijitos míos, llenaos de
gracia, haced lo que os pido, necesitáis la gracia para ver con claridad y
saber distinguir el bien del mal.
Hijitos míos,
tened cuidado, seguidores y servidores de Cristo, vais a ser los más perseguidos,
los más martirizados por los espíritus del mal.
Hijitos míos,
sin más por hoy, esperando ser una día más entendida y obedecida, hagáis lo que
os pido. Y ahora hijitos míos, en presencia de mi Amado Hijo, Jesús os pregunto
una vez más: ¿Renunciáis a Satanás? ¿Renunciáis a sus secuaces? ¿Renunciáis a
sus obras? ¿Amáis a Dios Padre? ¿Amáis a Dios Hijo? ¿Amáis a Dios Espíritu
Santo? La Santísima y Divina Trinidad. ¿Amáis mi Santa Iglesia, vuestra Santa
Iglesia, la Iglesia Santa de Cristo? Orad por ella ¿Amáis a vuestro pastor?
Orad por él. ¿Y vosotros os amáis hijitos míos?
Uníos todos,
tomaos de la mano, aceptaos los unos a los otros y amaos unos a otros como os
ama mi Corazón Inmaculado.
Ahora, hijitos
míos, mis manos están en vuestras manos, tomadlas. Sí, hijitos, en este momento
de gracia en presencia de mi Amado Hijo, Jesús, en la cima de esta montaña
Santa, Yo os bendigo, hijitos míos, como el Padre os bendice, por medio del
Hijo y con su Espíritu.
Adiós hijitos
míos.